“Estoy convencida de que compartir un vino puede cambiar el día, o incluso la vida de una persona que busca sentir un poco más de plenitud, algo diferente que la desconecte de sus retos diarios”
Clara Bottler Landívar es sommelier de vinos certificada por Wine and Spirit Education Trust (WSET) Nivel 3 que encontró su vocación a través del vino: Generar conexión entre las personas usando el vino como un medio. “Estoy convencida de que compartir un vino puede cambiar el día, o incluso más, en la vida de una persona que busca sentir un poco más de plenitud o simplemente algo diferente que la desconecte de sus retos diarios. Le ayuda a reconectar consigo misma, a compartir y a nutrirse de historias de valor”, nos cuenta y agrega: “comencé a darle vida a mi vocación después de una decepción en mi vida que me llevó a enfocarme en mi misma, en lo que me faltaba y en lo me sobraba. Decidí comenzar a valorarme y a sembrar en mi vida en una manera más auténtica. Me fui a Napa Valley, California para iniciar el primer nivel de mi certificación de sommelier WSET y en el año 2020, en plena pandemia, me lancé a la piscina con eventos virtuales. Avancé en mis estudios hasta el WSET nivel 3 y ahora mi marca personal es uno de mis negocios principales, la estoy construyendo sobre 3 pilares: i) Experiencias privadas y abiertas enfocadas en el vino, ii) Contenido digital de valor y iii) Libre, una Lifestyle Brand que incluye mi primer vino rosé y productos de diseño y utilitarios para los amantes del vino.
Carla está convencida que el primer y más importante desafío para una emprendedora es una misma, “mantener nuestra creencia alta con fe y humildad. También es un desafío disfrutar de los retos que nos vuelven resilientes para este camino que es como la vida misma: tiene subidas, bajadas, alegrías y aprendizajes. Siento que para eso también necesitamos de nuestra red de apoyo que yo siempre agradezco tenerla. Nuestro contexto en Bolivia sin duda también es un desafío, la inflación ha multiplicado costos y generada incertidumbre que muchas veces te presiona a castigar utilidades con tal de seguir avanzando”, nos dice y agrega: “Mi enfoque principalmente está en las personas. Creo que todos estamos conectados y todos tenemos la capacidad de ayudarnos uno a otros con todo lo que hacemos. Es más sencillo de lo que pensamos, y para mi va por hacer todo lo que hacemos con amor, alegría y con la intención de servir. Eso es lo que trato de hacer siempre: servir un vino con amor o enseñar sobre el vino con alegría e inclusividad. Por eso mi eslogan es: potenciar al catador innato que todos tenemos dentro y elevar nuestra cotidianidad. Para mí es importante poner mi granito de arena para volver nuestra cotidianidad más hermosa, más plena, más feliz y más conectada. Quiero que todos sepan que tienen la habilidad de catar, que eso les aporte a su vida y que sientan que pueden formar parte de este hermoso mundo del vino sin importar lo que saben y no saben. Mi objetivo es que eso genere un efecto multiplicador para que el mundo del vino sea más inclusivo, más divertido y genere un compartir sano y sin excesos”.
Finalmente nos dice: “Creo que muchos o todos los emprendedores usamos las redes para transmitir nuestro mensaje y vender nuestros productos y servicios. Eso de alguna manera nos vuelve embajadores “orgánicos” de lo que tenemos en Bolivia y comunicadores de los productos bolivianos. Siempre trato de priorizar los vinos bolivianos en mi comunicación, eventos y cursos…por amor a lo que creamos en nuestro país y porque los vinos de Bolivia tienen una identidad única y calidad de clase mundial que merece ser conocida a nivel internacional” y a las nuevas generaciones aconseja: “Oren mucho y crean en ustedes mismos”.