TST Nº 37

18/11/2025

Laura Helguero

Fisicoculturista, Nutricionista y creadora de contenido

"En estos años he tenido grandes logros, pero también muchas luchas como mujer y emprendedora. Tener un negocio fue uno de mis mayores deschos"

“Tengo 29 años. A los 18 estudié Diseño de Modas y Marketing porque siempre me atrajo lo visual: que todo se vea bien, ordenado y que comunique. En ese momento no sabía que mi vida daría un giro tan profundo. Al terminar mis estudios sentía que, aunque me gustaba ese rubro, no encontraba una verdadera conexión con la carrera. Cuando volví de Buenos Aires, decidí estudiar Comunicación porque siempre había sentido afinidad con el arte de las redes sociales y los medios. Paralelamente, a los 22 años, comencé mi camino en el fitness y en la nutrición. Llegué a ese mundo porque había atravesado varios desórdenes alimenticios cuando era más joven, y aprender sobre el tema me ayudó a sanar; el conocimiento hacía que el miedo se disolviera.

Hice muchos cursos relacionados con desórdenes alimenticios, psicología de la alimentación, salud hormonal y nutrición deportiva. Durante la pandemia profundicé aún más: realicé un coaching en alimentación saludable y otro en mindfulness, además de varios diplomados en nutrición deportiva y suplementación. Ese rubro se convirtió en una pasión”, nos dice para comenzar esta joven que inspira y comunica con su disciplina: “De esa pasión nació Energética, mi catering saludable, que ya tiene 4 años. Con el tiempo fue creciendo y evolucionando. Hace dos años hice una asistencia de cocina en IGA porque necesitaba comprender a fondo cómo funcionaba el rubro gastronómico. Ahí aprendí sobre manejo de cocina, números e inocuidad alimentaria. Siempre disfruté crear recetas y compartirlas en mis redes, explorando materiales nuevos y contenido dinámico para mis seguidores. Siento que a través de mis redes puedo expresar lo que soy, y con la comida aún más. Por eso, el slogan de mi catering es: El arte de comer y vivir”.

“En estos años he tenido grandes logros, pero también muchas luchas como mujer y emprendedora. Tener un negocio fue uno de mis mayores desafíos. Aprendí de todo: producto, operación, números, marca, servicio. Con el tiempo, cada pieza fue encontrando su forma y perfeccionándose. A la par, me convertí en fisicoculturista, una pasión que transformó mi vida. Me declaro fan de la nutrición y del gimnasio. Él me enseñó orden, estructura y disciplina. Me enseñó a repetir, con ganas o sin ganas, y a entender que la constancia supera la motivación. Lo que empezó como un “necesito arreglar mi vida y mi cuerpo”, terminó convirtiéndose en un -puedo lograr todo lo que me proponga-. Ese es el mensaje que quiero compartir con otras mujeres: el empoderamiento que nace de la conciencia, del trabajo duro y de entender que cada meta es única y válida, y que llegar a ellas te construye desde adentro”.

“El empoderamiento no se mide en días perfectos. No siempre me siento fuerte, y eso está bien, porque la vida no es lineal. Aun así, creo que he logrado inspirar a muchas mujeres a través de mi disciplina y, sobre todo, a través del arte de hacer las cosas con amor. Para mí, esa es la verdadera forma de decir: -sí puedo, y sí quiero-. Soy partidaria de que cuando las mujeres trabajamos juntas, somos más poderosas. Siempre he acompañado a mis alumnas desde ese lugar: buscando que ellas también encuentren seguridad, logros y una voz propia. Me construí desde el caos, desde el desorden y desde el miedo. Aprendí que la disciplina sana, que el amor propio ordena y que cuando una mujer se elige, se vuelve invencible. sí puedes, sí mereces y sí eres capaz”.

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